lunes, 2 de mayo de 2011

Acerca del yoyismo y su admiración

Uno se acuerda de sus años de estudiante y recuerda con cariño o sin ello a quiénes intentaron formarlo. Siempre me acordaré del Yo Yo. Llegaba tarde o no llegaba, y contaba las mismas historias. La mayor parte de sus historias no tenían nada que ver con contenidos académicos, nos contaba sus anecdotas, historias personales, grandes y pequeños logros. Escuchaba a mis compañeros como lo adoraban: "no sólo nos enseña, nos transmite sus experiencias". Cabe aceptar que siempre actuaba cuando nos contaba sus historias. O nos repetía contenidos ad nauseum que cuando volvia a preguntarnos y alguien le respondía lo que previamente nos había repetido una y otra vez, nos felicitaba como si acabaramos de descubrir el hilo negro o el agua tibia. Lo peor es que era tan querido que lo eligieron cómo nuestro padrino de generación, desconozco si alguno de mis compañeros logro algún puesto en la institucion pública en dónde trabajaba además de ser profesor de asignatura en la Facultad. Me lo sople en dos cursos, como padrino de generación, pero la peor fue en mi exámen profesional. Fue el ultimo de ese tormento que llaman en este país exámen profesional. De exámen tiene todo de profesional muy poco. Jamás olvidare sus dos primeras preguntas: sabes cual es es problema de la lecheria en México, ingenuamente respondí: altos costos de producción, a lo que respondió, no esa no es la respuesta, bueno intente mejorar mi respuesta: poca producción de leche. No eso tampoco es, y con voz docta me dijo: "Yo te voy a decir porque yo si se: los altos costos de producción y la baja productividad de leche". Entendí: no escuchaba, solo importaba lo que él pensará. Estuve a punto de no titularme. Jamás le menté la madre a alguien en silencio durante tanto tiempo. Al  final del teatro, estaba entre atónito y encabronado. Estuve a punto de mandar al diablo todo, desde ahí me dije que no tenía mucho que sentirme orgulloso de un gremio en dónde los yoyos grandilocuentes fueran parte de esa tribú. Me titulé y me alejé del medio como decían mis compañeros. En fin jamás supe nada sobre él, sólo que al siguiente año ya no volvió a dar clases.